La Argentina es conocida en el resto del planeta por las extensas y fértiles llanuras, la calidad de la carne vacuna, el trigo y los míticos gauchos, aquellos hombres de a caballo retratados por la pluma de José Hernández en el Martín Fierro o Domingo F. Sarmiento en el Facundo. Las pampas gravitaron de tal manera en la historia nacional, que acapararon el monopolio de la argentinidad.

Desde el punto de vista de la economía política la Argentina se caracteriza por ser un país periférico, con una estructura productiva y financiera desequilibrada, sujeto a un proceso de restricción externa que en buena medida limita (y ha limitado) las posibilidades de alcanzar ciclos de crecimiento económico sostenido. La falta de divisas no fue la única limitante, otra fue la tierra y sus dueños históricos.

La principal fuente de ingreso de divisas proviene del sector agropecuario, en particular la producción de granos y oleaginosas. Ello presiona sobre la necesidad de establecer coordenadas de funcionamiento macroeconómico que favorezcan dichas actividades pero a la vez coartan la posibilidad de desarrollo de otros sectores económicos, como por ejemplo determinadas ramas industriales que no pueden competir a nivel internacional en esas condiciones como fue planteado por Marcelo Diamand.

Argentina produce una mercancía (como carne o trigo) que cumple un doble rol en la economía periférica: como bien salario y de exportación. Si el resultado de la producción agropecuaria adopta el carácter de bien salario, tenemos que observar qué productos prevalecen en su producción dada la superficie sembrada. Limitada por la extensión de la tierra, sujeta a la demanda interna y externa.

Entre los periodos 2003-2007; 2008-2011; 2012-2015; 2016-2019; y 2020-2022; el sector Oleaginosas y Cereales generó 66.664; 99.857; 104.359; 98.140; y 91.146 millones de dólares, respectivamente. Si se toma en cuenta al sector agricultura, ganadería y otras actividades primarias, en promedio, generó 7000 millones de dólares en cada periodo. Ambos representan al sector agropecuario, pero en el análisis hay que sumar un tercer sector, alimentos y bebidas, que aportó, tomando los mismos periodos: 13.005; 25.104; 23.350; 22.864; y 20.745 millones de dólares, respectivamente y evidencia que es el segundo sector que genera más divisas en la Argentina. En este sector hay empresas de la Coordinadora de la Industria de los Productos Alimenticios (Copal) y otros que están en la Cámara Norteamericana de Comercio (AMCHAM) con posiciones dominantes en productos alimenticios que completan la mesa de los argentinos. Un tercer sector generador de divisas fue la Minería. 

Estos números salen de la Estructura Sectorial Cambiaria del BCRA y permiten tener una aproximación a eso que llamamos restricción externa: hay veintiocho sectores económicos y solo tres son superavitarios

Esta estructura productiva diferente convive con una estructura financiera que, en el caso de la economía periférica, se organiza para la transferencia de riqueza al exterior. Tenemos una producción que genera divisas y un porcentaje de esa riqueza se transfiere al exterior. Y existe una alianza de intereses económicos para evitar cualquier tipo de regulación que pueda implementar el Estado y bajar los derechos de exportación, permitir la libre importación, privatizar de Aerolíneas Argentinas, cobrar menos impuestos, etcétera. Si no cuentan con las divisas generadas por el campo se endeudan como pasó entre 2016-2019.

En este contexto internacional de pandemia y conflictos de guerra se debate sobre cómo llenar la heladera y la mesa de los argentinos en una estructura que produce una mercancía como bien salario y se tensiona con la misma mercancía que se exporta, por ejemplo el trigo. Para poder dimensionar esta situación el reciente informe de FADA “Monitor de exportaciones agroindustriales” aporta una serie de datos para comprender la idea instalada de la salida exportadora. Primero el grueso de divisas es por el agro (cerealero, oleaginoso y carnes) entonces sumado a otros productos se acepta sin debate la idea de “modelo exportador” que muchos economistas plantean.

La inserción internacional (relación exportación/producción del 2022) fue que se exporta el 94 por ciento del Té que se produce, el 85 por ciento del limón, 85 por ciento de la cebada , 84 por ciento de la soja, el 67 por ciento del trigo, 64 por ciento del girasol, legumbres el 62 por ciento, el 61por ciento del maíz, pesquero el 61 por ciento, maní el 59 por ciento, la pera el 49 por ciento, el arroz 42 por ciento, ovino 37 por ciento, bovino un 29 por ciento y lácteo un 26 por ciento. Si se toman estos complejos el límite está en el 25 por ciento de lo que se exporta en relación con lo que se produce. 

Por otro lado, están las exportaciones de menos del 25 por ciento en relación con la producción de su complejo como: manzanas, forestal, uva, yerba, avícola y porcino. Son seis de veintiún complejos las que tienen un mayor destino el mercado interno. En 2015 la carne vacuna de exportación representaba el 7 por ciento del total producido y el restante 93 por ciento iba al mercado interno.

Tierra de oportunidades

Recordemos esa mitología gauchesca: ¿Son las tierras más fértiles del mundo? Sí, Argentina es el 4to país con 39,7 millones de hectáreas de tierras negras, según la FAO. “Son suelos ricos en carbono y altamente fértiles conocidos como la canasta de alimentos del mundo debido a la variabilidad de los cultivos que sostienen. Durante décadas, estos suelos fértiles han sido ampliamente cultivados y han desempeñado un papel clave en la producción agrícola mundial de cereales, tubérculos, semillas oleaginosas, pastos y sistemas forrajeros. Además, los suelos negros juegan un papel importante en la mitigación y adaptación al cambio climático”.

Entre los tres principales países con estos suelos altamente fértiles que son canasta de alimentos del mundo, se encuentran la Federación Rusa, Kazajstán y China. Según datos de la FAO publicados en 2022 si hoy existiera la U.R.S.S (Rusia, Kazajistán y Ucrania) acapararía el 65 por ciento de las tierras negras; y si sumamos a China llegaría a superar el 70 por ciento.

Según la Dirección Nacional del Registro Nacional de Tierras Rurales que administra los cupos de extranjerización de las tierras rurales del país la región pampeana tiene el 9,26 por ciento de la tierra extranjerizada, el NOA el 38,11 por ciento, el NEA el 50 por ciento,  Cuyo el 22,2 por ciento y Patagonia el 28,69 por cientoo de las tierras rurales extranjerizadas. Existe un total de 13 millones de hectáreas de tierras extranjerizadas. Los principales países que poseen cantidad de tierra rurales extranjerizadas son Estados Unidos (26 por ciento), Italia (19 por ciento) y España (17 por ciento). En la región pampeana las tierras rurales tienen niveles más bajos de extranjerización, pero con valores de la tierra de 14.000 dólares por hectáreas y arrendamientos de corto plazo.

El capital agrario en la periferia

Para estimar la relevancia del agro argentino, un dato a considerar es su participación en la generación del ingreso que es un símil al reparto de “la torta” entre capital y trabajo.

El reparto de la torta al tercer trimestre de 2022 publicado por el Indec muestra que el capital representó el 46,1 por ciento de la producción de bienes y servicios (riqueza generada) y el trabajo solo el 43,6 por ciento. Los datos de crecimiento económico de 2022 evidencian una recuperación, aunque el 2021 fue similar, pero lo que no mejoró es la relación entre trabajo y capital. Teniendo en cuenta que en el primer trimestre de 2016 el trabajo representaba el 54 por ciento y el capital 35 por ciento en la torta, se observa un marcado deterioro en los últimos años para los sectores trabajadores en favor del capital.

Ahora si se hace doble click en el sector agropecuario la relación es otra: en la actualidad el capital agrario se lleva el 63,4 por ciento mientras que el trabajo agrario representa el 22,7 por ciento. A este contexto tenemos que sumar el nivel de informalidad del sector. En los últimos años el agro vinculado al mercado externo, con un mismo nivel de producción en estos años, tuvo exportaciones récord solo por la suba de precios. Mientras que el precio de los alimentos sigue incrementándose. Aun cumpliendo en 2022 la meta de no emitir y bajar el déficit fiscal como está acordado con el FMI, hasta se cumplió la meta de reservas ¿Por qué los alimentos están caros?

Existen en la Argentina unas 547.625 empresas (en 2021) de las cuales el 10 por ciento son agropecuarias. Según el Ministerio de Economía existen 5.738 (agosto de 2018) empresas exportadoras de las cuales 511 son agropecuarias, o sea el 10 por ciento del total exportadoras son agropecuarias y exportadoras.

Sin embargo, solo cinco empresas, el 1 por ciento, de esas 511, comercializan el 56 por ciento del total exportado  de granos, legumbres proteicas y aceites vegetales en 2022. Son: Cargill de Estados Unidos, Cofco/Nidera de China, Bunge de Estados Unidos , ADM de Estados Unidos y Oleaginoso Moreno de Vittera, Países Bajos. Por ende, el 0,0009 por ciento del total de empresas en Argentina controla el tráfico de lasprincipales mercancías de exportación hacia el mercado externo.

El trabajo agrario en Argentina

La política agropecuaria peronista del ministro de Agricultura Carlos Emery, desarrollada entre 1943-1946, fue sintetizada en tres puntos básicos: 

*Asalariado rural: crear un régimen en consonancia con el asalariado ciudadano, dentro de los principios sustentados en los derechos del trabajador; 

*Empresariado rural: crear un régimen para el que no cuente con tierra de su propiedad a la par de facilitar el acceso de la misma por parte de los que la trabajan;

*Explotación: crear un régimen de comercialización que asegure al empresario precios compensatorios y lo alejen de los riesgos propios de la empresa rural.

El investigador Mario Lattuada describe la importancia que tuvo el Estatuto del Peón Rural: “En 1946 en las elecciones votaron 2.839.507 y el 59 por ciento de los 1.487.886 sufragios que obtuvo el partido triunfante, Laborismo - Perón y Quijano, fueron asalariados rurales". Según el autor 880.000 personas de la población estaba en condición de votar, y tampoco votaban las mujeres.

El tercer punto, el cooperativismo peronista, en el Acto Inaugural del VI Congreso Agrario Cooperativo Argentino - Noviembre 8 de 1949, se planteó: "La Ley de cooperativas ha sido creada por nosotros, porque nosotros tenemos interés en desarrollar el cooperativismo, que es el único que nos puede ayudar para barrer definitivamente los monopolios”.

Volviendo al trabajo agrario según las ramas de actividad (OEDE-MTEySS) los trabajadores de Cultivo de cereales, oleaginosas y forrajeras son el 21 por ciento (excluido pesca), seguido por Cría de ganado y producción de leche, lana y pelos con 24 por ciento y en tercer lugar servicios agrícolas con 19 por ciento, estas tres ramas representan el 64 por ciento de los puesto de trabajo del sector agropecuario. En total el sector agropecuario registra a septiembre de 2022 unos 342.361 puestos de trabajo registrados, lo que representa el 5,26 por ciento del total del empleo asalariado registrado.

La remuneración correspondiente a los trabajadores de la rama de cultivo de cereales, oleaginosas y forrajeras fue de 134.446 pesos (septiembre de 2022); en el caso de cría de ganado y producción de leche fue de 125.228 pesos ; y el caso de servicios agrícolas alcanzó los 79.895 pesos ; las tres ramas no superan tres canastas básicas totales (158.775 pesos , línea de pobreza) o seis canastas básicas alimentarias (139.890 pesos la línea de indigencia).

La tierra en la Argentina merece una discusión sobre los arrendamientos y la extranjerización de las tierras rurales principalmente las que se encuentran en zonas estratégicas. Por ello, se renuevan los debates sobre la dependencia de la estructura productiva y financiera dependientes de los centros económicos que cambian, primero de Londres a Wall Street y ahora a Pekín. En este contexto de alimentos que no se corresponden con los salarios se precisa una mayor regulación, distribución y mejora del reparto de la torta. Algunos proponen regresar a 1912 como objetivo utópico, cuando un trabajador valía menos que una máquina, las mujeres no votaban y el comercio exterior estaba en manos de Estados Unidos y la Inglaterra.

*Director del Instituto de Estudios para el Desarrollo Productivo y la Innovación de la Universidad Nacional de José C. Paz. Economista y Docente UNDAV/UNPAZ. 

**Dr. Cs. Sociales, Ing. Agr., FCAyF-UNLP

Se agradecen los comentarios de Rolando García